jueves, 14 de octubre de 2010

El rostro de la tierra


El rostro como una máscara tallada por el viento y el sol, observa la lente del fotógrafo. Su mirada de ojos polinesios con corneas partidas al rojo vivo del cansancio de quinientos años, en cierran las iris oscuras que no llegan a ser negras. Sus cortas pestañas superiores y la insistencia de las inferiores dejan ver su alma dolida y furiosa.
La nariz de tamaño normal, propia de su sangre continúa su expresión escondida de modelo turístico. La boca prefiera mantenerla cerrada, con sus labios sin carne, o con carne absorbida a su inferior, por le sufrimiento de la utilidad, por unas monedas para una foto gringa.  Su queja nos confirma que sus labios ejercen una presión por la cantidad de los poros fruncidos.
El pelo imaginamos negro azabache, lacio y corto por el uso cotidiano de su cholito cuzqueño.la piel no es más que el reflejo del trabajo diario bajo el sol seco de sus valles andinos. Tersa, una que otra marca de arruga por su gesto de dolor y alegría.
Parece aceptar que su imagen trascienda más allá de canto del universo, que viaja por el pensamiento humano para una nueva vida.

Adrián Camacho
Taller de Crónica Periodística
ECNuHi 2010

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